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La revolución de los métodos de pago ha llegado con el reconocimiento facial.

En efecto, esta solución biométrica que emplea un algoritmo automático para reconocer la identidad de una persona en función de sus características fisiológicas ha provocado un revuelo en muchos ámbitos, y el pago electrónico es uno de ellos.

Esta nueva experiencia de pago permitirá optimizar la relación cliente - empresa, haciendo desaparecer el proceso de pago en sí. Y es que, el uso de estas tecnologías elimina la fricción en los pagos y acelera el proceso de compra, dos factores esenciales que podrían repercutir en el incremento de las ventas de cualquier negocio.

Por este motivo, gran parte del ecosistema que gira en torno a los pagos electrónicos han mostrado especial interés y llevan tiempo trabajando en el desarrollo de un método de pago que sin lugar a dudas marcará un antes y un después.

No obstante, en España la implantación de este tipo de tecnologías tardará algo más que en países como China, que desde hace más de un año están haciendo uso de ellas. La ley de privacidad europea protege el rostro como parte de la identidad digital de un individuo, de modo que las medidas de seguridad que giran en torno a dicha ley hacen mucho más complejo el proceso de implantación. 

¿El reconocimiento facial será capaz de asentarse como uno de los grandes protagonistas de la transformación digital? Esta pregunta sigue siendo el centro de muchas conversaciones, y la respuesta nos la dirá el tiempo. Lo que no cabe duda es que los progresos que están realizando grandes entidades del sector bancario en colaboración con empresas tecnológicas de gran prestigio nos hacen pensar que este cambio puede materializarse mucho antes de lo que podríamos imaginar.