Las tarjetas de crédito y débito han ganado peso los últimos años en el mundo de los medios de pago. Es muy habitual ver en la sociedad como las personas llevan cada vez menos dinero en efectivo, siendo sustituido por otras alternativas.
El dominio de las tarjetas como alternativa al efectivo fue enorme hasta la reciente llegada del pago móvil, con la posibilidad de realizar transacciones utilizando una herramienta que llevamos con nosotros en todo momento en nuestro día a día.
De ahí surge un nuevo dilema, ¿es realmente seguro el pago con dispositivos móviles?
Los dispositivos móviles cuentan con un código de verificación en materia de seguridad que hay que desbloquear para poder tener acceso al pago a través de un datáfono, ya sea con patrones, códigos de cuatro dígitos u otros sistemas más recientes como la identificación facial.
Una vez se aproxima el dispositivo móvil a la terminal de cobro, la conexión entre ambos dispositivos se realiza a través de la tecnología NFC, la cual ya hemos hablado con anterioridad en este blog, un elemento que garantiza nuevamente la seguridad de dicha transacción.
Tras haberse validado la identidad del usuario en cuestión, los datos son enviados de forma encriptada y se ejecuta la transacción correspondiente. Es muy frecuente que lo único que se intercambien entre la aplicación instalada en el dispositivo móvil y la entidad de cobro sea un código único, aleatorio y de un solo uso, conocido como token.
Existen ciertas recomendaciones al margen, en materia de seguridad, que también te ayudarán a convertirlo en una alternativa realmente segura al dinero efectivo y a las tarjetas de crédito y débito. Entre ellas destaca no configurar las aplicaciones de pago en redes wifi públicas, en las que es realmente sencillo ser víctima de una suplantación.
Otra de las recomendaciones más comunes es que, en caso de pérdida de dicho dispositivo móvil, actuar de la misma forma que se llevaría a cabo con la pérdida de una tarjeta bancaria, mediante el bloqueo del terminal, la tarjeta vinculada en su entidad bancaria y posteriormente denunciando el robo.