El concepto de “elevator pitch” proviene de la clásica escena de película en la que el protagonista se encuentra en un ascensor y de repente entra por la puerta una persona muy importante que le ofrece la oportunidad de contarle el proyecto en el que está embarcado, y solo dispone del tiempo que dura el recorrido del ascensor para hacérselo entender. En definitiva, no deja de ser una breve presentación de lo que se trata su servicio, producto, causa,…
Este argumento de venta ha de ser corto y convincente, lo cual transmitirá una buena primera impresión y aumentará las probabilidades de conseguir nuevas oportunidades.
No esperes más, no sabrás cuándo te podrá ser útil tener claro el elevator pitch de tu proyecto.
Puedes empezar por escribir en un documento la misión, visión y valores que identifican a tu iniciativa.
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Con la misión aclararás quienes sois, respondiendo al por qué de la creación del proyecto, qué beneficios aporta, y cuál es la ventaja que lo diferencia de la competencia.
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En el caso de la visión se proyectará quienes queréis ser en el futuro, buscando una respuesta a qué se pretende lograr con dicho proyecto o dónde veis la iniciativa de aquí a unos años.
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Por último, pero no por ello menos importante, los valores son aquellas prioridades, principios éticos, límites,… en los que os apoyáis para alcanzar dicha visión.
Una vez tengas claro estos tres puntos, será de gran utilidad plasmar todas estas ideas en una historia que siga un hilo conductor.
No tengas miedo a extenderte en la escritura. Es en el siguiente paso cuando se llevará a cabo el proceso de resumen, en el que buscaremos las ideas principales y en base a ellas redactaremos un texto que se podrá exponer entre 15 y 30 segundos.
Recuerda que una de las claves del “elevator pitch” es que dicho texto debe enfocarse en los puntos clave, pero siempre ha de poder moldearse al tipo de persona que tengas en frente, ya que será muy diferente hacer una presentación del proyecto a un cliente o a un inversor.
